La persona con Trastorno de espectro autista tiene los mismos derechos que cualquier otra (salud, vivienda, educación, trabajo y ocio), pero, por las características del síndrome, requiere a lo largo de su vida una atención especializada y adaptada a su particular dificultad, aplicándose de una forma individualizada procurando su desarrollo personal y social en un medio integrador y lo menos restrictivo posible.
Consideramos a la persona con TEA aquella a la que debemos ayudar a potenciar al máximo sus capacidades de desarrollo personal y de participación en el seno de la comunidad. La enseñanza aplicada en todos los ámbitos y etapas de su vida, dirigida por profesionales expertos y familiares bien informados y preparados ante la contingencia que sufren, es el mejor instrumento para contribuir al logro de dichos fines.
En APNAV asesoramos a la familia y a cuantas personas intervienen en el entorno del afectado, además de atender a éste directamente, proporcionando ayuda y estrategias que le permitan una mejor comprensión y una relación correcta y autorregulada consigo mismo y con su medio físico y social.
La actuación de APNAV se dirige hacia tres áreas fundamentales, con los siguientes objetivos:
1. Respecto a la persona con autismo:
Aumentar su desarrollo comunicativo.
Aumentar su desarrollo cognitivo y social.
Favorecer una conducta autorregulada y adaptada al entorno en que se encuentre.
2. Respecto a la familia:
Disminuir su nivel de estrés.
Darle información y preparación para integrar adecuadamente es su seno al familiar afectado.
3. Referida a profesionales y otras entidades:
Informar y asesorar sobre las características del síndrome e implicaciones terapéuticas.
Establecer acuerdos de colaboración para el mejor cumplimiento de los fines de APNAV.
En cuanto a la atención educativa de la persona con autismo, consideramos que debe caracterizarse por ser:
1. Individualizada:
En el modo de trabajo para centrar su atención.
En la actitud del profesional valorando el nivel y los intereses de cada persona afectada.
2. Funcional, en la elección de contenidos a enseñar.
3. Integradora, fomentando el uso espontáneo y generalizado de las habilidades adquiridas, tanto particular como socialmente.
4. Predecible, eliminando las barreras psicológicas al estructurar su entorno para que aprenda a discriminar la información relevante y permitir conductas de anticipación que mejoren su nivel de comprensión y autonomía.
5. Estimuladora y autorreforzante, favoreciendo el éxito con la ayuda necesaria para un aprendizaje significativo, eludiendo el castigo y los métodos aversivos en la medida de lo posible.